





Hace poco tuve el gustazo de estar enseñando a dibujar a la chavalería de Leciñena. Me tratron de maravilla y lo pasamos de miedo. Escribimos (y dibujado) un libro de poesía ilustrado en apenas hora y media. ¡Aprende, Pérez-Reverte! Si tú también quieres hacer esta actividad en tu centro, pídemelo por privado (mejor si es con educación) y lo hablamos. ¡Viva la chavalería! ¡Vivan los tebeos!